sábado, 7 de enero de 2012

Amiga lejana


Daniel Montes de Oca


“¿Es tu novio?”, le preguntó mientras me señalaba sin mirarme, concentrada en la preparación de un brebaje que incluía 1.2 litros de cerveza, más una serie de ‘aderezos’ que lo hacían picante e irresistible.
La interrogada se sonrojó ligeramente y con gesto adusto contestó que éramos esposos.
Atrás del ‘mostrador’, la mujer rolliza y amable apenas se inmutó con la respuesta y reafirmó que era buena idea que ‘mi mujer’ me dejara probar de su bebida para comprobar sus bondades.
Fue el matrimonio más breve de la historia, pues la sonrisa de ‘Horte’ la delató y tuvo que decir la verdad: “sólo somos dos amigos que se ven de forma esporádica, pero con la suficiente confianza para compartir un vaso y la saliva”…

 
El momento me tomó por sorpresa: en menos de dos minutos tuve que asimilar la boda y el divorcio, demasiado para una mente retraída que gusta de analizar las cosas y las respuestas. Seguro me había puesto de mil colores con la simple duda de aquella inquieta señorita, quien incluso algo notó en nuestras miradas al grado de que, tras conocer ‘la verdad’, se atrevió a afirmar que ‘Horte’ y yo somos amigos, sí, “pero con derechos”.
Estábamos cerca de El Rodeo, un pequeño pueblo en Morelos, y el negocio de cervezas preparadas de nuestra ‘incómoda’ interrogante nos pareció el pretexto perfecto para apagar la sed provocada por el asfixiante calor, y un sol pleno a las 20:00 horas.
Ya instalados en una mesa para cuatro se incorporó Erika, la tercera a bordo, quien se había quedado en el coche durante el ‘enlace y la separación’. Con una vista a la que sólo le faltaba el mar, y disfrutando de nuestras bebidas, platicamos de diversos temas sin reparar en el que seguía dándole vueltas a mi cabeza…
Pese a que resulta imposible que pase inadvertida la energía con la que vive y una belleza poco común, nunca había pensado en ella como alguien más que una ‘amiga lejana’; alguien con quien coincidía en lugares, ambos llevados por diferentes motivos; alguien que sueles ver de a poco y luego la reencuentras mucho tiempo después…
Antes de emprender el viaje a Morelos, llevados por la celebración de una persona entrañable, ‘Horte’ contó que llevaba casi dos años sin pareja; sin reparar, le platiqué que mi tiempo en la misma condición era ligeramente menor. Incluso, ella en un gesto sincero, se ‘comprometió’ a presentarme a una compañera de su trabajo… No lo ha hecho; nunca desee que lo hiciera.
Vinieron más historias en nuestro trajín de 48 horas, buenas y malas, pero ninguna como el ‘matrimonio’ y la súbita separación.
A un mes de esta experiencia, concluyo que otra vez te disfruté poco y de lejos, y esto seguirá así porque tú no viste el capítulo de nuestro ‘enlace’ como yo, ‘amiga lejana’.
DRMO
20 de junio de 2011

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